En su visita a Chile, junto con la Presidenta Bachelete, Francisco visitó la superpoblada cárcel de mujeres de Santiago, donde permanecen detenidas 1400 presas en un edificio construido para 900 y ante ellas sostuvo que «una condena sin futuro no es una condena humana sino una tortura» y les aseguró que «toda pena tiene que tener horizonte de reinserción». «Exíjanlo, a ustedes mismas y a la sociedad», las exhortó.
Francisco también reflexionó sobre la pequeñez de «dividir la realidad en buenos y malos» y recomendó a las autoridades a «no reducir la seguridad pública a medidas de control».
El Santo Padre había sido invitado por las Hermanas de la Congregación del Buen Pastor, que gestionan actividades dentro del penal desde 1996 y fue recibido por 500 mujeres con sus niños en brazos y ondeando pañuelos blancos. «La seguridad pública no debe reducirse sólo a medidas de mayor control sino y sobre todo, edificarla con medidas de prevención, con trabajo, educación y mayor comunidad», advirtió.