Buenos Aires.- Más de 200 efectivos de la Policía Federal y Gendarmería reprimieron este martes con balas de gomas y gases a los trabajadores de AGR-Clarín. Los operarios mantienen la toma de la planta de impresión para defender los 380 puestos de trabajo, luego de que el lunes la empresa decidiera el cierre de la gráfica.
«Lo que quieren hacer es despedirnos a todos, y en realidad la empresa tiene mucho trabajo. Hay trabajo para todos. Quieren despedirnos para tomar gente precarizada»
Cerca de las 15:30, la policía intentó colocar un vallado delante de la planta, para separar a los trabajadores de sus familiares y de las agrupaciones sociales que apoyan su permanencia en el lugar. Al ver la avanzada policial, los trabajadores de AGR-Clarín pidieron discutir en asamblea si permitían la instalación del vallado. Mientras se desarrollaba la asamblea, la Policía intentó colocar el “corralito”.
Desde el interior de la planta, el operario Claudio Pereyra contó a Tiempo: “De golpe aparecieron camiones hidrantes y muchos gendarmes. Avanzaron como si fuésemos barrabravas. Luego intentaron entrar, tiraron balas de goma y golpearon a nuestros familiares, que nos están apoyando.” Pereyra agregó que los uniformados “tiraron gases, golpearon a mi mujer. Adentro hay varios compañeros heridos con balas de goma en la cara”.
Desde las rejas de acceso al predio, el delegado Pablo Viñas mostró los perdigones de bala de goma. Un trabajador fue herido en su cabeza, a pocos milímetros de un ojo: “¿Qué pasa si a un compañero le sacan un ojo? –se preguntó Viñas–. Nosotros no somos delincuentes, estamos luchando por nuestros puestos de trabajo.”
“Esta policía está defendiendo el trabajo en negro que Clarín hace afuera de la fábrica –siguó el delegado–. Lo que quieren hacer es despedirnos a todos, y en realidad la empresa tiene mucho trabajo. Hay trabajo para todos. Quieren despedirnos para tomar gente precarizada. Y lo quieren garantizar por la fuerza, pero nosotros vamos a defender nuestros puestos de trabajo.”
Las consecuencias de la represión fueron graves: varios heridos con balas de goma y una mujer que terminó con la cara quemada porque se le derramó agua hirviendo durante la avanzada policial. Sonia Mansilla, hermana de un operario de la planta, cuenta que “la policía no tuvo en cuenta que había bebés, mujeres grandes; tiraron gases lacrimógenos y dispararon a mansalva, a la cabeza. Es vergonzoso lo que están haciendo. Les pegan a los trabajadores y a sus familiares. Esto es lo que quería el gobierno: reprimir. No podemos esperar otra cosa. Sólo falta que manden a la montada.”
Para el abogado Pablo Llonto, la represión contra los trabajadores “es una ofensiva del gobierno y de las patronales para ver si pueden usar el convenio de los petroleros para avanzar hacia todos los trabajadores. Las empresas grandes han acordado en pelear contra las condiciones de trabajo, aun más que contra el salario. Retrocedemos 15 años en los convenios”.
Cerca de las 19, diversas agrupaciones sociales y la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini se hicieron presentes en el barrio de Pompeya para apoyar a los trabajadores. “Esto significa la resistencia, la dignidad, un mensaje de que no nos vamos a callar. Es necesario que la gente venga, que no le tenga miedo a la policía, a los milicos ni a nada. El que tenga trabajo también tiene que estar acá defendiendo esto, porque algún día, si seguimos así, les va a tocar”, definió Hebe.
El despliegue policial en Corrales y Perito Moreno incluye 200 efectivos, al menos diez carros de asalto y un camión hidrante. El operativo se complementa con presencia policial en otras sedes del Grupo Clarín: la redacción del diario –donde también funcionan el diario deportivo Olé, La Razón y el sitio web Muy– se encuentra cercada por un vallado policial, al igual que la planta impresora de Zepita, donde se imprime el matutino.